La luz espiritual resplandece sólo al cabo de largos años de práctica.
BKS Iyengar
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Qué es Yoga
La palabra Yoga proviene del sánscrito y significa Unión. La única y verdadera unión posible es con nuestra Divinidad con lo sagrado que habita en nosotros y en todo. Además de designar esa Meta Suprema, indica también el Camino a través del cual el Alma humana llega a su realización. De este modo Yoga es el Camino y también el Destino final del ser humano.
Existen distintos caminos: Karma Yoga, el camino a través de la acción, Jñana Yoga, a través del conocimiento, Bhakti Yoga, a través de la devoción. Luego existen las “prácticas de Yoga”, o disciplinas espirituales que tienden a purificar la mente y el corazón (los sentimientos, las emociones). Dentro de estas disciplinas, el Hatha Yoga es una de ellas.
El Hatha Yoga, si bien remite a la práctica de ásanas o posturas, no es sólo eso, por ello no es comparable a una simple actividad física. Nos conduce hacia la Unión cuerpo-mente-espíritu.
Los occidentales solemos acceder a la práctica de Hatha Yoga por “una contractura”, porque “duele la espalda” o ¨para dormir mejor a la noche”, entre otras miles de razones.
En el transcurso de las prácticas, vamos interiorizando la filosofía, y por ende nos vamos modificando, despertando nuestra conciencia, y ampliando nuestra percepción de nosotros mismos. Es una consecuencia y no un objetivo el comenzar a evidenciar mejoras a nivel físico: los dolores desaparecen, se descansa mejor, se respira mejor, etc. Son innumerables los progresos que he visto en estos 20 años en la gente que concurre a las prácticas que dirijo, en poco tiempo y sin importar la edad con que hayan empezado.
¿Por qué empezar por el cuerpo? El cuerpo es lo más contundente en el aquí y ahora. Es la energía condensada más evidente para nosotros en el espacio-tiempo. Espacio-tiempo: aquí-ahora.
Al principio, el principiante deja escapar su mente a diversos pensamientos. Es trayendo una y otra vez la mente al presente, sintiendo el cuerpo, soltando las rigideces, abriéndolo, como vamos desbloqueando los dolores. Los dolores son “energía acumulada”. ¿Qué energía? Mental-emocional: preocupaciones, tensiones, angustias, y también por qué no, excesivas alegrías. Ahí donde duele, quedó bloqueada la energía, y con el tiempo se pueden generar problemas físicos y enfermedades.
Por ello, el gran Maestro B.K.S. Iyengar dijo: “Si todo el mundo practicara yoga, las farmacias tendrían que cerrar”.
Trayendo nuestra mente al aquí-ahora, y la conciencia al cuerpo, a la respiración, al eterno presente, la energía vuelve a circular (los dolores desaparecen). Flexibilizamos el cuerpo para flexibilizar la mente, para trascenderla: Hatha Yoga es el paso previo a la meditación.
Es por todo esto que no podemos pensar en Hatha Yoga como una actividad física más. Con (Hatha) Yoga vamos más allá. Es una disciplina (en sus diversas variantes difundidas en occidente: vinyasa, ashtanga, iyengar, kundalini, etc.) que nos prepara para el despertar de la conciencia.
Prácticas de Yoga
Las prácticas de yoga las llevo a cabo adecuándolas a las necesidades del grupo, manteniendo mi línea de trabajo de liberar tensiones alojadas en músculos y órganos como consecuencia de las toxinas en el cuerpo y la filosofía milenaria del yoga que lleva a contactar con la verdad dentro de cada uno.
Trabajo en grupos de hasta 20 personas. Los grupos reducidos de las prácticas aquí propuestas son de hasta 4 personas.
El Inicio
Comenzamos con una corta relajación para traer la mente al cuerpo, para ir desarrollando plena conciencia de nuestro cuerpo físico y de nuestra respiración. Además, con la práctica de distintos pranayamas (ejercicios de respiración) vamos tomando energía para realizar la práctica.
A medida que transcurran las prácticas vas a ir aprendiendo a usar distintas herramientas para calmar dolores, tomar energía, o reencauzar estados de ánimo desequilibrados en cualquier momento del día. El primer paso para realizar esto es estar conscientes, presentes; verás que esta consigna se repite constantemente.
Desarrollo de la Práctica
Luego empezamos la práctica de asanas (posturas).
A lo largo de la hora de práctica física, siempre vamos concientizando la respiración, trayendo una y otra vez la conciencia al cuerpo: en nuestra vida estamos acostumbrados a hacer las cosas “en automático” mientras la mente deambula por uno y otro tema.
Estar en el PRESENTE es lo que nos va relajando, aquietando, aliviando el estrés, el cansancio y los dolores. Los grandes maestros espirituales de todos los tiempos han enseñado que los sufrimientos del ser humano tienen origen en la actividad incesante de la mente, con la que además, se identifica. Realizando estas prácticas logramos observar los pensamientos y las emociones que surjen, desde un lugar de neutralidad, tomando conciencia de ese constante movimiento exterior que es la vida. De esta manera, vamos haciéndonos más conscientes y por consecuencia, aprendemos a tomarnos las cosas con sabiduría. Esto es el camino del DESPERTAR.
Relajación final
Finalizamos con una relajación profunda, para absorber el beneficio de la práctica.
Accesorios
Sólo tenés que traer ropa cómoda. En invierno, medias bien abrigadas para la relajación si es que sos friolent@, ya que en ese momento la temperatura del cuerpo baja. Tenemos todo en el salón, incluso mantas para taparte durante la relajación.
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